PUBLICADO EN SEPTIEMBRE DE 2008

La investigación publicada en la revista NATURE, consistió en escanear los cerebros de un grupo de voluntarios mientras pensaban diferentes acontecimientos emocionantes, positivos y negativos, pasados y futuros.
A través de la resonancia magnética, se pudo comprobar que el acto de pensar en situaciones positivas vuelve más activas dos regiones del cerebro, cosa que no sucede cuando se piensa en situaciones negativas o desagradables.
La actividad de una de esas áreas ( una región del cerebro conocida como CORTEZA CINGULAR ANTERIOR) se relacionó específicamente con el optimismo, y para sorpresa de los investigadores, esta presente en todas las personas, lo cual podría significar que quizá forme parte de la naturaleza humana. Otro estudio reveló que, cuando la misma región del cerebro presenta una actividad deficiente, el riesgo de una depresión heredada es mucho mayor, con lo que podría concluirse que optimismo y depresión comparten una misma zona cerebral.
Cuando una persona es optimista ello repercute directamente en su cerebro, y en su salud. Tanto es así que el número de muertes por enfermedades del corazón es muy reducido en las personas optimistas.
A pesar de que la relación entre optimismo y buena salud continúa siendo un misterio para muchos , para los expertos en Psicología Positiva es simple: los optimistas tienen pensamientos positivos, actitudes y conductas que promueven un auto cuidado responsable; construyen mejores redes sociales de contención; tienen una mirada diferente frente a los problemas ( representan un desafío, una oportunidad y no un castigo, una fatalidad ni una sentencia inapelable del destino)
En definitiva: promover un pensamiento positivo puede ser un paso fundamental hacia el optimismo, más allá de la corteza cingular anterior al cerebro que, al parecer, es el origen neurológico del bienestar…y la tenemos todos.